Perfiles de Young ICSID - Entrevista Especial con Gonzalo Flores

El Grupo de Jóvenes del CIADI (Young ICSID) se complace en presentar la nueva edición de su serie de entrevistas. Cada entrega explora aspectos prácticos del desarrollo profesional y fortalecimiento de habilidades, ofreciendo perspectivas en el campo del derecho internacional de inversiones y la resolución de disputas.

En esta entrega especial, nos entusiasma compartir las reflexiones de Gonzalo Flores, quien se unió al CIADI en 1998 y, tras décadas de servicio, se retirará de su cargo como Secretario General Adjunto el 31 de octubre de 2025.

Cuéntanos cómo llegaste a trabajar en el CIADI. 

Como muchos otros, y a diferencia de muchos jóvenes en el CIADI, llegué al  CIADI solo por casualidad. Estaba haciendo mi LL.M. [Maestría en Derecho] en la Universidad de Cornell y buscaba trabajo en Londres, donde mi esposa había sido admitida para un doctorado. Ella es la inteligente de la familia. Tenía un amigo que trabajaba en una pequeña organización del Banco Mundial y teníamos amigos comunes en Londres. Así que le escribí pidiendo algunas direcciones y él me respondió: «Oye, puede que haya vacantes en nuestra organización. ¿Por qué no me envías tu CV?»
Así empezó todo. Me contrataron como consultor a corto plazo por seis meses y, aparentemente, no era tan malo. Me entrevistó todo CIADI en ese momento, cuatro abogados, y después de seis meses decidieron que me quedara.
Una anécdota divertida: a mitad de esos seis meses, Antonio Parra, entonces Secretario General Adjunto, me dice: «Te vamos a nombrar Secretario del Tribunal en Maffezini [Emilio Agustín Maffezini c. Reino de España].» Lo primero que pensé fue: «Bueno, no sé nada, ¿por qué me nombran Secretario del Tribunal?» Pero luego mi parte inteligente pensó: «Este caso no va a durar tres meses, así que tendré que quedarme, eso es una buena noticia.» Y siempre pensé que me dieron Maffezini porque era un caso muy pequeño. Y esa es una lección de la que hablaré más adelante porque no hay casos pequeños; se convirtió en un referente del arbitraje internacional de inversiones.
Después de eso, continué mi camino trabajando con las mejores personas del mundo aquí. Trabajé con cinco Secretarios Generales diferentes, seis Presidentes del Banco Mundial… y poco a poco pasé de consultor a consejero jurídico junior, consejero jurídico, consejero jurídico principal, líder de consejero jurídico hasta terminar como Secretario General Adjunto de CIADI, un puesto que nunca pensé que ocuparía, pero que he disfrutado mucho durante los últimos diez años. Así que básicamente ese es el camino hasta donde estoy ahora. 

Has sido mentor de muchas personas en el CIADI. ¿Quiénes fueron tus mentores al inicio de su carrera?  

Es una muy buena pregunta y no es fácil de responder. Siempre quise tener un mentor cuando estuve en la facultad de Derecho, cuando practiqué deportes. Toda mi vida quise tener mentores. El problema es que siempre era el responsable, al que ponían a cargo de las cosas, pero al que no invitaban a cenar [risas]. Así que, en mis cuarenta, decidí: OK, no voy a tener un mentor, alguien que te tome bajo su ala. Pero tuve muchos amigos en el camino y trabajé con gente maravillosa.
Si vuelvo a mis inicios en el CIADI, tendría que nombrar a personas como Antonio Parra, quien fue el primer Secretario General Adjunto del CIADI; Alejandro Escobar, quien ahora es socio en un gran bufete internacional en Londres; Margrete Stevens, que se jubiló recientemente. Todos ellos fueron muy importantes en mi desarrollo inicial como abogado en CIADI. Pero también, la ventaja de trabajar en el CIADI es que uno trabaja con los mejores del mundo. Trabaja con expertos muy inteligentes y bien preparados en derecho de inversiones, con los mejores abogados del mundo, de despachos de todas las regiones, y con los mejores árbitros. Tuve la oportunidad de trabajar con el fallecido James Crawford, Piero Bernardini, Emmanuel Gaillard, Pedro Nikken, Rodrigo Oreamuno, Prosper Weil… Es un privilegio absoluto trabajar aquí.
Entonces, ¿quién es mi mentor? He sido guiado por todos los que me rodean y por mis colegas aquí. Y también he tenido la suerte de que muchos me consideren un mentor. Si dejo algún legado, creo que he intentado ayudar tanto como pude a los abogados jóvenes.

¿Qué consejo darías a los jóvenes profesionales que buscan un mentor?

Primero que nada, antes de hacer arbitraje internacional de inversiones, sé un buen abogado. No importa la especialidad: derecho aeronáutico, litigios, valores; puede ser cualquier cosa. Vivimos en un mundo donde la gente dice: “Quiero ser árbitro cuando cumpla 21 años.” No era así cuando yo empecé. De hecho, cuando empecé, cuando buscábamos nombramientos, buscábamos buenos jueces. Y esos jueces venían del mundo de los derechos humanos, de tribunales internacionales, venían de la práctica de arbitraje comercial, en plazas como Londres, París. No buscabas a un experto en derecho internacional de inversiones. Así que, el primer consejo: sé un buen abogado.
Segundo consejo: ¡no busques un mentor! Encontrarás uno, o no; y sobrevivirás. Yo nunca tuve uno y estoy bien.
Sobre las relaciones que construyes, tengo un par de comentarios. Si eres decente, honesto y trabajador, desarrollarás relaciones importantes. Algo que aprendí en estos 30 años: se crea un vínculo fuerte con el presidente de un tribunal cuando es su primer caso CIADI. No importa cuán experimentado sea en otros campos, va a confiar en ti y eso crea una amistad duradera.
Además, si trabajas duro, eres decente y te enfocas en la integridad y tu papel, los tribunales empezarán a confiar más en ti y desarrollarás esa relación. Tengo la suerte de tener muchísimos amigos. Conozco a casi todos en el mundo del arbitraje de inversiones. Y nunca estuve persiguiendo protagonismo. Solo trataba de hacer lo correcto y trabajar duro. Eso es todo.

En tu opinión, ¿cuáles son algunos de los secretos para ser un excelente Secretario del Tribunal o Comité ad hoc hoy en día? 

Creo que, en el CIADI, para ser un buen Secretario del Tribunal, el primer paso es entender cuál es el papel del CIADI, qué es lo que hacemos. Somos una organización internacional que busca ayudar a las partes a resolver pacíficamente las disputas para promover el desarrollo. Hay que entender eso.
En segundo lugar, hay que entender para quién trabajas. No trabajas para el Tribunal, no trabajas para las partes, no trabajas para mí, el Secretario General Adjunto, ni para la Secretaria General. Trabajas para la organización y tu deber es proteger los objetivos y lo que representa la organización.
Y luego, haz tu trabajo, sé respetuoso, presta atención a los detalles, lee los documentos. Recuerda siempre que los que toman las decisiones son los miembros del Tribunal elegidos por las partes, no tú. Tienes que ganarte su confianza. Mi experiencia con los Tribunales es que están muy abiertos y dispuestos a trabajar con gente joven, la mayoría de ellos.

¿Cuál es la lección más importante que has aprendido de los muchos casos en los que ha trabajado en el CIADI? 

Hay dos lecciones que creo que son interesantes, y una viene de mi primera respuesta: no hay casos pequeños. No sabes cómo va a evolucionar un caso. Maffezini era un caso pequeño en esos días. Hoy sería un caso muy pequeño, y sin embargo se convirtió en un caso muy importante por las cuestiones jurídicas que se plantearon al Tribunal.
También he visto en el pasado casos grandes que llegan con mucho ruido e impacto político y todo el mundo está preocupado por ellos, y de repente el caso, en un par de meses, se resuelve. Así que nunca sabes si un caso va a tener un gran impacto en el desarrollo del derecho internacional de las inversiones. Trata todos los casos por igual.
La otra cosa que he aprendido, y que he visto en abogados jóvenes, es que dicen: “Oh no, no quiero otro caso con tal empresa o país.” Y les digo: no se trata de un caso. Lo fascinante del derecho internacional de las inversiones y del trabajo de CIADI es mirar los casos desde arriba, a 10.000 metros, y ver los movimientos sistémicos: cuáles son las tendencias, cómo evoluciona, especialmente en casos de crisis. Pienso en la crisis argentina de 2001, o en problemas sistémicos como los casos de energía renovable en Europa, o los casos contra Venezuela a partir del año 2000. Todos esos casos, si los miras desde una perspectiva holística, muestran cómo se desarrolla el derecho internacional de las inversiones.

Has sido Secretario General Adjunto (SGA) del CIADI durante casi una década. Háblanos de este cargo. 

Es una pregunta compleja y multifacética porque está el papel del SGA como yo lo veo, y está el papel de Gonzalo Flores como SGA, porque llevo aquí tres décadas. Eso significa que hago muchas cosas que no están necesariamente asociadas con mi rol como SGA, como orientar a la gente y responder preguntas. ¿Alguien había visto esto? Sí, yo lo he visto. ¿Hemos tenido esta experiencia antes? Sí, he estado allí.
Pero mi respuesta directa a tu pregunta es que el papel del Secretario General Adjunto es estar listo para sustituir a la Secretaria General cuando no esté disponible o por cualquier razón no pueda actuar. El SGA del CIADI desempeña muchas funciones: administrativas, de gestión, relacionadas con el Banco Mundial. Pero el aspecto clave es que si la Secretaria General no está, el SGA debe estar listo para actuar y tomar decisiones conforme al Convenio del CIADI. Creo que esa es la parte esencial.

Durante su mandato como SGA, ¿cuáles son los principales desarrollos en el CIADI de los que te sientes especialmente orgulloso? 

Estoy muy orgulloso del desarrollo del derecho internacional de las inversiones bajo CIADI en los últimos 30 años, independientemente de mi papel como SGA. Creo firmemente, y esto puede sonar cursi, que el papel como líder es facilitar el trabajo de las personas que trabajan contigo. No es para que ellos te hagan lucir mejor, es para que tú les ayudes a hacer mejor su trabajo. Siempre he tenido esta visión. Si haces bien tu trabajo, el CIADI brilla; si cometes un error, el CIADI se ve afectado; así que todos trabajamos en equipo.
Para mí, el desarrollo clave que he visto, y no tiene que ver con ser SGA, sino con ser consejero jurídico y miembro del personal de CIADI, es que hemos podido desempeñar un papel esencial en la solución pacífica de controversias internacionales relativas a inversiones. Recibimos casos muy complejos, políticamente sensibles, y el hecho de que se resuelvan bajo un conjunto de reglas, bajo el Estado de derecho, eso es lo que hacemos, y eso es lo que me enorgullece.

¿Cómo pueden los jóvenes abogados prepararse para el futuro del arbitraje de inversiones? 

Como dije antes, los jóvenes deben prepararse para ser buenos abogados y, de nuevo, preocuparse por los objetivos y el papel de su organización. Muchos jóvenes vienen y me dicen: “Siempre fue mi sueño hacer arbitraje internacional de inversiones.” Y mi respuesta es: “Siempre fue mi sueño tocar el saxofón con John Coltrane y Dexter Gordon.” Eso es un sueño. Esto es un trabajo. Hay que hacerlo bien y hay que prepararse. Pero sé un buen abogado. Hay muchas áreas del derecho que son fascinantes. Por supuesto, el arbitraje de inversiones tiene cierto glamour, pero sobre todo es el desafío intelectual lo que lo hace fascinante y el impacto positivo del papel que desempeñamos. Hazlo porque quieres hacer algo bueno. Hazlo porque quieres ser parte de esto, no porque suene genial tener audiencias en París, porque es mucho trabajo tener una audiencia en París.

¿Cuál ha sido tu lema en la vida?

Es una pregunta curiosa porque uno no vive pensando en lemas. Pero si hay algo que me ha guiado en los últimos años —y lo aprendí de mi primer jefe como abogado— es: haz siempre lo correcto, sin importar lo difícil que sea. Siempre haz lo correcto. Al final, vale la pena.
Y trata siempre bien a la gente. Cuando era joven, era muy arrogante y pensaba que ser inteligente era lo más valioso. Luego llegas a este mundo donde todos son inteligentes. En el arbitraje internacional, hay tanta gente brillante que lo único valioso es ser amable. Sé amable con todos.
Y como siempre he dicho: la familia es lo primero. Eso es básicamente todo.